En próximos números les iremos proponiendo zonas y bodegas para disfrutar del maridaje del golf y el vino.

Jugar al golf y degustar un buen vino son dos de los placeres más intensos que se pueden disfrutar. Parece claro. Una gran mayoría de los aficionados al golf valoran el goce de una copa de vino, en cualquier ocasión, incluso en el “hoyo 19”, una vez terminado el partido, comentando con los compañeros de juego esa vuelta tan complicada, aquel green endiabladamente rápido o la posición de bandera imposible a la que tuvieron que enfrentarse.

Si los unimos, vino y golf forman un maridaje perfecto. El mundo del golf y el del vino, la vid, están plenamente enraizados con la tierra, el campo, la naturaleza. Las condiciones del clima, el sol y la lluvia, tienen tanta importancia a la hora de endurecer o facilitar un día de golf como en la maduración de esa uva que será la base de un gran caldo..

El jugador de golf valora el campo, la tierra, y esa es la base, casi el único y gran secreto que está detrás de una copa de vino.
En nuestro país tenemos la gran ventaja de contar con tantos buenos campos de golf como excelentes bodegas, a lo largo de toda la geografía, y cercanos, muy cercanos, que nos pueden permitir unir estas dos pasiones. El aficionado puede plantear su viaje de golf con el maridaje del vino. Jugar 18 hoyos en cualquiera de los campos aledaños a cualquiera de las zonas y denominaciones de origen, sea Ribera del Duero, Rias Baixas, Rioja, Toro, Jerez… y continuar con el disfrute haciendo enoturismo en las bodegas de la zona es una interesante posibilidad..

Todos los campos de golf tienen alrededor bodegas que poder visitar para degustar sus vinos, conocer su historia, sus instalaciones, hacer cursos de cata o incluso dormir en la propia bodega o admirar las cada vez más numerosas obras maestras arquitectónicas que albergan la elaboración de esta joya gastronómica, o sus entornos naturales e históricos.