20 años de estudios realizados en distintos países de Europa y América, tanto del norte como del sur, determinan que, un par de copas diarias pueden ser provechosas para la salud.
El consumo de este derivado vegetal es tradición en la península ibérica desde hace más de 5 mil años, así como también en el resto de los países mediterráneos; famosos por su dieta la cual también resulta favorable para la salud.
La ingesta de vino lleva consigo el aporte de vitaminas, oligoelementos y sales minerales; llega a aportar cerca de 200 elementos naturales, favorece la digestión de los alimentos en el estómago, principalmente de las grasas, lo que permite que se metabolicen con más facilidad en el hígado.
Entre las sustancias beneficiosas que contiene el vino, está el resveratrol, el cual forma parte de los pigmentos de las uvas y las protege del ataque de los hongos. Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard ha demostrado que el resveratrol, que abunda en la piel de la uva negra o tinta, es capaz de estimular las enzimas celulares que regulan el envejecimiento de todos los organismos vivos. Por ello, el consumo moderado de vino tinto puede ayudar a retrasar el envejecimiento y prevenir enfermedades geriátricas como el Alzheimer.
Otra de las características de la uva negra o tinta es ser más rica en taninos. En las catas los taninos son los más nombrados, los hay verdes y maduros y al vino no solo lo aportan las uvas, sino también la madera de las barricas. Entre las propiedades de estos polifenoles se encuentra su acción astringente, que aporta protección frente al cáncer.
Las condiciones atmosféricas de España y su frecuente clima soleado hace que las uvas tengan mayor presencia de pigmentos, además, muchos de los vinos son elaborados aplicando las modernas técnicas de vinificación, por lo que tienen una ventaja añadida ya que mantienen su contenido de saludables antioxidantes. Entre las muchísimas variedades de vinos españoles también hay espacio para los biodinámicos y los ecológicos, de gran calidad y respetuosos con el medio ambiente.
A los países industrializados se les relaciona con un alto consumo de grasas saturadas, las cuales favorecen la aparición de arteroesclerosis, responsable en buena parte de las enfermedades cardiovasculares. La buena noticia es que se ha demostrado que el consumo diario moderado del vino otorga un efecto protector tanto en hombres, como mujeres y ancianos ya sean estos fumadores o no.
Quizá las variedades de uva, pertenecientes a las Vitis Vinifera, más conocidas sean cabernet sauvignon y tempranillo, estas contienen altos porcentajes de polifenoles y son los que le otorgan al vino esa protección ante el cáncer.
Es importante destacar que la dosis es moderada y continuada es decir, una par de copas al día y no acularlas todas para una sola noche. El consumo elevado de alcohol incrementa el riesgo de infarto. Ya lo dice Alberto Cortés en su poema Vino: “… bebe el vino por vino y el agua por agua”.
Además de todos estos comprobados beneficios del vino, los mejores siempre son los que se comparten; aportan buenos momentos a la vida y como dice el mismo poema, “…pero que lindo es el vino, que no le falta un amigo ni noches para gastarlas.” Una copa de vino disfrutada también favorece otros aspectos de la vida.
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