De todo este repaso a lo largo de la historia del envasado del vino, sacamos como conclusión, que a pesar de que el vino remonta sus orígenes a la Biblia, pues ya se menciona el consumo del mismo, el transporte, el mantenimiento y las dificultades que proporcionaban las técnicas de conservacion tendrán que esperar hasta el empleo de la botella, para conseguir optimizar al cien por cien los resultados finales del envasado.

Los pellejos, los toneles, las ánforas, iran siendo sustituidas poco a poco por el cristal, que aunque su uso se remonta mucho antes, realmente no hay constancia de su empleo en la conservación del vino hasta el siglo XV y concretamente en Italia.

En el momento actual, la conservación del vino es en botellas de vidrio, con una capacidad estándar de 75 cc como medida mas frecuente y del influjo francés se ha conseguido clasificarlas nombrándolas según las zonas de cultivo, dando lugar a la siguiente tipología:

Botella Bordelesa: La mas frecuente. Alargada, y nada mas acabar el cuello achatada, normalmente de color verde oscuro aunque para contener vinos blancos se suele emplear un tono verdoso mas claro y puede ser transparente incluso en los vinos dulces. Ocupa poco y facilita su almacenamiento y transporte.

Botella Borgoña: Suele ser de color verde oscuro, su origen es francés y es mas fina al terminar su cuello y estilizada que la anterior. En España se comienza a emplear para envasar nuestros vinos.

Botella Champenoise: Se trata de una botella tosca y robusta que sirve  para albergar vinos de tipo espumoso, ya que su característica principal es la dureza que presenta para contener la presión del líquido interior. Normalmente, las botellas de champagne y cava de color verde oscuro son de este tipo.

Botella de Jerez: Es la botella clásica de Tío Pepe, estilizada, negra o verde oscuro y alberga en su interior la delicadeza de este tipo de caldos. En la actualidad, hay manzanillas y algunos vinos finos que se envasan en botellas negras de tipo bordelesa, o incluso en botellas de tipo oporto.

Botella Oporto: Es una botella estilizada, de cuello alargado y hombros poco marcados. El color de esta botella es oscuro, hecho que asegura la conservación del caldo durante mucho tiempo.

Botella Provenzal: Es una botella similar en tamaño a la bordelesa, aunque posee un estrechamiento que facilita su manipulación a la hora de manejarla para servir.

Botella Normanda: Esta botella de aspecto bajito, similar a la botella de siempre del brandy , suele ser de color verde oscuro o ámbar. No es muy empleada.

Frasca de Vino: Recipiente normalmente transparente, empleado en la actualidad en la restauración de la zona de Castilla, que acoge normalmente al vino de la casa. No se suele usar prácticamente para envasar caldos.

Botella de sidra: Dedicada especialmente a contener vinos a granel, del estilo a la botella de sidra y con capacidad de un litro.

Litrona: Sirve para contener, vinos de baja calidad y como indica su nombre su capacidad es de 1 litro; ideales para tomar con gaseosa o incluso para hacer los famosos tintos de verano. Su aspecto no es muy fuerte y suele ser de tonos más claros.

Media Botella: Se trata de una botella pequeña que contiene normalmente 35 cc. No conserva el vino demasiado tiempo sin que se deteriore debido a su tamaño.

Botella Mágnum: Este tipo de botella equivale a dos bordelesas en contenido hecho que alarga la vida del caldo que contiene por sus dimensiones. En la actualidad estas botellas se pueden adquirir fácilmente e incluso hay determinadas bodegas que en añadas muy concretas por su excelencia, envasan en estas botellas partidas numeradas.

Botella Jeroboam: Es una botella poco frecuente, que sirve para contener el doble de la capacidad de la magnum.

Botella Supermagnum: Su contenido es concretamente de 5 litros, lo que hace que sea poco frecuente, dada la dificultad que esto origina a la hora de manipularla para servir.

Botella Nabucodonosor: Es una botella con escasas apariciones ya que sirve para contener el equivalente a 20 botellas bordelesas.

LA ETIQUETA

La mejor presentación que tiene una botella de vino de cara al posible consumidor, es la etiqueta. Se trata de un elemento característico de la botella, que aporta la información necesaria, sobre el caldo que contiene. Debemos diferenciar entre las dos etiquetas  que lleva la botella.

Por un lado está la etiqueta principal, que nos aporta los siguientes datos, (algunos de ellos obligatorios como la D.O. en caso de que el vino pertenezca a alguna concreta, mientras que hay otros datos que pueden o no constar):

La etiqueta trasera, por su parte, nos aporta información variada entre la que figura desde una breve reseña sobre la bodega, pasando por las uvas empleadas, imagen de la denominación de origen, información sobre la cata….. De manera obligatoria, se debe incluir el numero de botella, ya que el consejo regulador de dicha denominación de origen, produce las etiquetas acorde con el numero de botellas concedidas a cada bodega, dependiendo del número de hectáreas de viñedo que tiene cada bodega.

En la actualidad, las etiquetas son muy particulares y van desde los diseños más clásicos hasta los más modernos y visualmente atractivos dependiendo de la imagen que se quiere dar de ese caldo en concreto.