Este estudio se ha llevado a cabo a través de sus tiendas de implantación nacional en 16 provincias en los canales mayoristas y minorista, unida a la presencia online.

Asimismo, en este Informe de Medios se han incluido observaciones y conclusiones alcanzadas, tras analizar centenares de sitios web corporativos de bodegasEste es el resumen de algunas de las conclusiones obtenidas de dicho estudio:

1) El consumo de vino se ha desplazado del canal horeca a los hogares como consecuencia de la crisis de consumo. En Restaurantes, cobra peso la venta de vino por copas, donde la variedad se ha incrementado sensiblemente a la par que pierde peso el bebedor de mesa y mantel. Los pujantes Gastrobares y Bistros ponen especial mimo y cariño en el mundo del vino. Bares y cafeterías bajan la calidad de sus vinos posicionándose en la gama baja, especialmente en el vino por copas. Los formatos Bag in Box, apuestan por productos de mayor calidad y aparecen con fuerza en hostelería.

2) El consumidor de vino de calidad continúa optando por vinos con denominación de origen para la mayoría de las ocasiones. Rioja, Ribera, la nueva hornada de vinos de Castilla La Mancha (de diversas D.O´s), Galicia y Penedés copan la mayoría del mercado, si bien algunas zonas del levante (Jumilla, Alicante, Valencia) ganan peso especialmente en su zona de influencia. Predominan los consumidores habituales de vino en el norte en general, con especial incidencia en el Noreste, País Vasco, La Rioja y Navarra.

3) Respecto al lugar de compra, ganan peso las tiendas especializadas y el canal internet. Las primeras, son elegidas por los clientes por la variedad, el asesoramiento personalizado y la posibilidad de degustar el producto previamente a su compra. El canal online, fundamentalmente por el factor precio y la comodidad. Las grandes superficies siguen arrasando por volumen.

4) El ticket medio cae un 30% con respecto a los años de bonanza, destacando las ventas de vino del rango situado entre los 7 y los 14 euros en tintos, y de 6 a 10 en blancos. Se perfila como consumidor principal de tiendas especializadas e Internet la clase media, de ámbito urbano y edades comprendidas entre los 35 y los 65. La imagen del producto se perfila como fundamental en el momento de la elección.

5) En tintos, el cliente se decanta por robles y crianzas frente a vinos con largos periodos de envejecimiento. En blancos, caen en picado las ventas de fermentados en barrica y ganan peso los jóvenes afrutados. Incrementan las ventas de vinos espumosos.

6) En cuanto a hábitos de consumo, el bebedor habitual es fiel al consumo, y aunque ha bajado el presupuesto mensual a su pasión, suele dedicar cada día un rato al vino. El bebedor esporádico crece sensiblemente, especialmente entre el público menor de 40 años con un claro auge entre las mujeres. La añada sigue teniendo peso en el sur, el tipo de uva es importante en la zona centro y la crianza para los mayores de 45 años..

7) Los consumidores están cada vez más informados. Internet se perfila como principal fuente de información, unido a la lectura de prensa especializada. La prescripción de conocidos y amigos sigue siendo una fuente fundamental. Dicho conocimiento, está provocando un desplazamiento en consumidores habituales de las marcas tradicionales a bodegas menos conocidas, de menor tamaño, menores producciones, precios más ajustados y mayor cercanía.

8) El enoturismo cobra repercusión, especialmente en vendimia, tanto a nivel mediático como popular. Las ventas de vino en bodegas se perfilan como uno de los principales métodos de comercialización de las bodegas.

9) En número de distribuidores especializados cae sensiblemente a nivel nacional, manteniéndose los distribuidores de bebidas generalistas que tienen vinos en su portfolio. Así mismo, no son pocas las bodegas que han sucumbido a la crisis. Sin embargo, la alta atomización del sector, unida a la fuerte tradición vinícola y un importante crecimiento de las exportaciones están permitiendo al resto salir adelante, con mayor o menor dificultad.

10) Las cervezas artesanales, especialmente de ámbito local aparecen con fuerza como complemento al vino. Embutidos, pates, quesos, aceites y conservas de calidad son el complemento ideal para el vino según los consumidores.

El grupo concluye su comunicado con la conclusión final de que el vino, a pesar de todo, goza de buena salud. Se sigue considerando, tomada con moderación, como una bebida social, saludable, síntoma de cierto estatus y un buen modo de entender la vida.